Jonathan, estudiante de segundo año de secundaria, se enfrenta a decisiones difíciles todos los días. Muchos de sus compañeros han sido arrastrados a pandillas y actividades criminales, pero las relaciones positivas que Jonathan ha formado en el Club han sido clave para apoyar el desarrollo de su carácter y su futuro. Miembro del Club desde hace dos años, Jonathan ama los deportes y

Para Eddy, el Club es una familia, tanto en sentido literal como figurado. Llegar a fin de mes para su familia es una lucha diaria, por lo que dependen del Club para obtener lo esencial de lo que hace que un hogar sea un hogar: comidas nutritivas, un lugar seguro al que ir después de la escuela y adultos comprensivos de quienes aprender. Y a través de sus

Sierra ha enfrentado numerosos desafíos en su vida. Llegó al Club siendo una niña de 8 años extremadamente tímida. “Ni siquiera podía hablar con la gente”, recuerda. Además de esto, crecer en una familia de bajos ingresos significa que, algunos días, a su familia le resulta difícil pagar las necesidades básicas como la electricidad. Añadir a esto